Lugar de cuerpo ciego

Acaso la poesía sea la experiencia del roca con lo sagrado. ¿Pero que seria lo sagrado en nuestro tiempo Tal vez eso otro oscuro, desconocido, que no está en algún cielo sino en nosotros mismos. La poesía de Javier Naranjo camina por el linde entre la luz y la sombra, entre este y otro mundo, y como resultado, la extrañeza, cierra clara ambigüedad, una manera de pensar en el sueño. En esa dormida vigilia, el poeta mira el mundo y lo interroga, se mira a sí mismo y se desconoce. A esa luz, las mínimas y cotidianas cosas nos llenan de perplejidad y como camina al borde de lo dormido, evita pisar la hojarasca; sus poemas son escritos con pincel y con niebla. Pocas veces encontramos en la poesía colombiana tanta sutileza, tan fina urdimbre, que nos invita a volver sobre el poema. La poesía de Javier Naranjo camina por el linde entre la luz y la sombra, entre este y otro mundo, y como resultado, la extrañeza, cierra clara ambigüedad, una manera de pensar en el sueño. En esa dormida vigilia, el poeta mira el mundo y lo interroga, se mira a sí mismo y se desconoce. A esa luz, las mínimas y cotidianas cosas nos llenan de perplejidad y como camina al borde de lo dormido, evita pisar la hojarasca; sus poemas son escritos con pincel y con niebla. Pocas veces encontramos en la poesía colombiana tanta sutileza, tan fina urdimbre, que nos invita a volver sobre el poema. Pocas veces encontramos en la poesía colombiana tanta sutileza, tan fina urdimbre, que nos invita a volver sobre el poema.